El café colombiano  

Por Luca Rifiorati

Explorando la Zona Cafetera de Colombia 

Unas semanas después de iniciar mi voluntariado en Colombia, tuve la oportunidad de visitar uno de los destinos más encantadores y emblemáticos del país: la zona cafetera, también conocida como eje cafetero. En esta región, ubicada en el centro de Colombia, entre los departamentos de Quindío, Caldas, Risaralda y el norte del Valle del Cauca, se cultiva, se recoge y se procesa uno de los tesoros vegetales y culturales más preciados para los colombianos: el café. 

La visita a una de las fincas cafeteras de este territorio me permitió entender mejor el proceso de cultivo y elaboración del producto estrella de Colombia, y comprender lo que supone el café para toda la comunidad local. Los caficultores seleccionan cuidadosamente las variedades de granos, y preparan los suelos para la siembra. La recolección, en su mayoría realizada a mano, es una labor minuciosa que busca la dedicación de los agricultores. 

El café de Colombia se produce no solo en el eje cafetero, sino en todas las cordilleras y zonas montañosas del país, generando ingresos a más de 500.000 familias productoras del grano. Colombia es al día de hoy el tercer exportador de café del mundo y el único gran país productor que cultiva exclusivamente la variedad Arábica.  

 

El origen del café colombiano

Las semillas de café llegaron a Colombia desde Venezuela a principios del siglo XVIII gracias a los jesuitas. Sin embargo, su cultivo a gran escala y su importancia económica se desarrollaron más tarde. Inicialmente el café se cultivaba en la zona que hoy se denomina Norte de Santander, desde donde el cultivo se extendió por todo el país.  

Las condiciones climáticas son especialmente adecuadas para el cultivo de la variedad Arábica: la proximidad de Colombia a la línea ecuatorial permite que el café crezca a gran altura, con los granos que maduran más lentamente. La altitud, que oscila entre 1,200 y 1,800 metros sobre el nivel del mar, contribuye a la complejidad y riqueza de los granos, mientras que las montañas proporcionan sombra natural, esencial para el desarrollo lento y completo de los frutos. Las frecuentes lluvias que caen en esta región hacen que las plantas florezcan continuamente, lo que permite dos cosechas al año, mientras que el suelo volcánico de la zona – que contiene grandes cantidades de materia orgánica – nutre los arbustos de la mejor manera posible. 

Serios riesgos para la producción cafetera  

A pesar de las condiciones ideales para producir café, la industria cafetera ha experimentado varias crisis, incluida la devastadora epidemia de roya de la década de 1980 (una enfermedad causada por el hongo Hemileia vastatrix y que suele afectar a las hojas maduras), los violentos terremotos que destruyeron la mayoría de las fincas de la Zona Cafetera en 1999, y las más recientes alteraciones en las condiciones climáticas (aumento de la precipitación, cambios en la temperatura del aire, disminución del brillo solar y alta humedad relativa). Sin embargo, la respuesta del gobierno y de los agricultores, junto con medidas innovadoras, contribuyó al renacimiento de la industria. 

Si el país es uno de los principales productores de café del mundo, fuera de la zona cafetera los colombianos no son grandes consumidores de esta bebida, al punto que casi toda la cosecha se destina a la exportación. La situación, sin embargo, está cambiando porque la cultura cafetalera está conquistando las principales ciudades colombianas, donde hoy se pueden encontrar cafés de moda que preparan buenas bebidas a base de café con finos granos de plantaciones de todo el país.  

La esperanza es que a futuro cada vez más personas se interesen en el tema del cultivo del café y puedan conocer realidades como la del Eje Cafetero.

Donde cada día miles de productores se comprometen para brindarle al consumidor un producto colombiano de la más alta calidad. 

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