Cali, capital mundial de la salsa – Eu Aid Volunteers

Por Carmen Durán

Cuando apliqué para venir a ASOM poco sabía de Santander de Quilichao. Madrileña convencida, estaba dispuesta a irme donde fuera de Colombia, pero si tenía una ciudad cerca, mejor. «56 km por carretera hasta Cali, nada mal». Después vino la búsqueda en profundidad. Historias de terror se mezclaban con otras de salsa, rumba y calle. Nunca he sido de sitios fáciles y ordenados así que la idea de tener Cali cerca me gustaba.


Cuatro meses después estaba pisando Santander de Quilichao y cuatro meses y dos semanas después, Cali. Para hacerle honor a la “capital mundial de la salsa”, decidimos salir a bailar. La primera parada de la noche fue el Boulevard; jóvenes y no tan jóvenes reunidos en torno al alcohol y la salsa, primero las cervezas, después los
chupitos de aguardiente y después a “azotar baldosa”. La segunda parada fue la Topa Tolondra o “La Topa”, el templo de la salsa en Cali. La tercera y última parada, la Bandida, ahí vino el reggaeton. No recuerdo los días que estuve con agujetas después de aquella gran noche.

Con mis visitas a Cali he ido descubriendo su complejidad y enamorándome de ella al mismo tiempo. Más allá de la identidad salsera que las instituciones e industria turística buscan promocionar, Cali tiene identidades; revolucionaria, afro, comunitaria, resiliente… Sin duda, una ciudad compleja pero apasionante. Tener Cali
a 56 km ha sido desconexión, disfrute, salsa, política, historia, cultura. Disfrutar y trabajar en Santander de Quilichao de lunes a viernes y los sábados y domingos que queríamos más estímulos, a Cali.

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