Entre memoria y resignificación: el baile de la fuga 

Por Alessandro Licata

 

La memoria y el pasado de épocas dolorosas son parte integral de la identidad de una población. Las comunidades trabajan el duelo de hechos dolorosos ocurridos en el pasado, transformándolos en tradiciones imprescindibles para su identidad histórica. Un ejemplo tangible de estos procesos de resignificación destaca en el baile de la fuga. 

El baile de la fuga en la identidad del Cauca

El Cauca, ubicado en el suroeste de Colombia, es una región caracterizada por su diversidad cultural y geográfica. La identidad de la región se forma como resultado de diferentes memorias históricas. La población afrodescendiente en el Cauca tiene raíces profundas en la historia colombiana, con una presencia significativa desde la época colonial. La cultura afrocolombiana se refleja en la música, la danza, la religión y las tradiciones, enriqueciendo así la herencia cultural de la región. 

La memoria histórica afrocolombiana se nutre del pasado colonial, transformándolo y resignificándolo hasta que se convierte en una tradición propia e imprescindible para la construcción de la identidad. Entre las tradiciones más emblemáticas de las comunidades afrocolombianas se encuentra la fuga o juga, un baile-música realizado por las comunidades en adoración al Niño Dios. 

 

La celebración del Niño Dios negro

En particular, cada mes de febrero se celebra el nacimiento del Niño Dios negro, como una tradición ancestral de los habitantes, cuya ascendencia proviene de esclavos que comenzaron esta tradición hace cientos de años. Esta festividad surgió como respuesta a la prohibición de los esclavistas de permitir que los esclavos celebraran con ellos cada diciembre el nacimiento del máximo representante del cristianismo. En respuesta, los esclavos decidieron realizar su propia celebración dos meses después, cuando se les permitía un descanso. Se baila individualmente en fila, siguiendo la dirección que toma el primer bailarín. Este baile se caracteriza por realizarse en pasos cortos, ya que los esclavos no tenían mucha libertad de movimiento debido a las cadenas. Esa característica se ha conservado y aún hoy se mantiene. 

La fuga como resistencia y resignificación

A través de este baile, la población afrocolombiana se apropió de un ritual católico, agregándole sentidos, gestos y símbolos heredados de la memoria africana, que simbolizan la resistencia de la población afrocolombiana en el territorio americano. El catolicismo, instrumento de colonización y esclavización, fue apropiado por la gente negra, que le imprimió formas de sentir y saber mediante prácticas sonoras y corporales que conjugan memorias africanas, resignificaciones y resistencias en suelo americano. Uno de los aspectos más relevantes para entender la celebración es la ambivalencia de la primera letra de la palabra, pronunciada fuga o juga, la cual, además de ser una particularidad fonética que caracteriza a la población, refleja el doble significado que caracteriza el baile. La juga como juego, como momento de diversión de la comunidad, y fuga, de acuerdo a la cual el baile adquirió ese nombre porque las personas esclavizadas en el pasado aprovechaban la fila de baile para fugarse. 

Como podemos ver, los resquicios de la época colonial siguen existiendo en las costumbres de las comunidades, aunque transformados y resignificados por las mismas. La fuga representa de tal forma uno de los ejemplos más tangibles de cómo la cultura afrocolombiana se ha reapropiado con el pasar del tiempo de costumbres, a veces dolorosas, fuertemente vinculadas a la época de la esclavitud, y cómo el pasado, por más doloroso que sea, representa una oportunidad de rescate y construcción de la identidad colectiva de una población. 

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