Interseccionalidad bonaverense
Por Laura Pasquali
Han pasado ya casi tres meses desde mi llegada a Colombia. Es un país fascinante, no me lo creía. Tal vez influyeron prejuicios, esas imágenes que la información nos inculca desde pequeñas y que, sinceramente, pintan un retrato estático sin profundidad. Sin embargo, Colombia tiene una riqueza increíble. Llegué sin expectativas y mi vida aquí va construyéndose, poco a poco, con ganas, pero con precaución.
Cuando la gente me pregunta sobre Buenaventura, suelo responder: «No sé, ¡complicada!» Es lo que se me ocurre decir por primero. Pero, reflexionando al respecto, si tuviera que describir a Buenaventura con una palabra, probablemente elegiría «enmarañada». Es un poco el impacto primordial que te genera por dentro.
El binomio género y afrodescendientes
El primer evento que asistí con Alianza-ActionAid fue en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. De hecho, conocí muchas mujeres, afrodescendientes. Sí, hay que hacer hincapié. No en sentido negativo, sino como valor inestimable de esta tierra.
Esto porque el entrecruzamiento de la raza, la clase, el género y el conflicto armado empeoran las situaciones de discriminación estructural que viven las mujeres afrodescendientes de Buenaventura.
El olvido del Estado colombiano hacia grupos afrodescendientes, especialmente hacia las mujeres del municipio de Buenaventura, ha generado la violación sistemática de sus derechos fundamentales, lo que a su vez se ha convertido en altos niveles de desigualdad, marginalidad y discriminación, los cuales, sumadas al contexto de conflicto armado, agudizan la situación en este lado del Pacifico Colombiano.
El ejemplo de estado-nación multicultural colombiano es uno de los más grandes en América Latina de sociedad contemporánea que basa su legitimidad a través del reconocimiento de la diversidad, los derechos diferenciales y la igualdad como condición estructural de la vida de la comunidad.
El olvido institucional
La realidad es que las zonas donde las personas afrodescendientes viven en mayor proporción son las regiones que históricamente han sido olvidadas por las instituciones. Se estima que del total de personas afrocolombianas que hay en el país, el 85% de ellas se encuentra en situación de pobreza y pobreza extrema.
Sin embargo, hay algo que empeora la situación de lxs afrodescendientes en Colombia, la evidente transversalización del componente de género. Según un estudio, cuando la intersección de la raza, el género y la pobreza se suman como factores de opresión y discriminación, tienen una característica especifica: todos están presentes en las mujeres afrodescendientes en Colombia. A pesar de esto, respecto al entrecruzamiento de situaciones de múltiple discriminación en las mujeres afrocolombianas, la información sobre su situación en Colombia es carente.
Hay casos excepcionales como el de las mujeres de Buenaventura que, debido a la complejidad de su contexto humanitario, es de especial análisis desde el enfoque interseccional.
Las situaciones que afectan a la población del área portuaria de Buenaventura, se ven agravadas al interseccionar con la categoría de género, evidenciando que la situación de las mujeres afrobonaverenses es aún más critica que la del resto de ciudadanos de Buenaventura. Ellas viven diariamente múltiples y sincrónicas estructuras de discriminación.
Desde el enfoque interseccional, el entrecruzarse del género, la raza, la clase y el contexto de conflicto en múltiples niveles coloca a las afrocolombianas en una situación de desventaja histórica enrevesada.
“La agresión a la mujer es una forma de control, de superioridad por parte de un grupo armado Ilegal y sobre todo una estrategia para apropiación del territorio, dado que generalmente la víctima de violencia sexual se ve obligada a desplazarse. Las mujeres de Buenaventura son más susceptibles de ser víctimas de violencia sexual debido a la combinación de la cultura patriarcal, género, racismo, pobreza y conflicto armado.” (Consejo Noruego para Refugiados, 2014, p. 8)
Por otro lado, las afrobonaverenses también se ven expuestas a la manifestación de la violencia intrafamiliar.
La paz más allá de las armas
El enfoque territorial emerge como la opción más idónea para examinar y considerar las capacidades inherentes a nivel local, así como la influencia de lo global en lo local al abordar la construcción de la paz. La relevancia del territorio es comparable a la diversidad de las comunidades que lo ocupan.
Disimular u ignorar la perspectiva interseccional al visibilizar la situación de discriminación, es igual de peligroso como tratar de fundamentar un estado de paz en el cual se violan sistemáticamente los derechos de las personas. Hacer visible lo oculto no solo impulsa al Estado a reconocer su responsabilidad histórica en la persistencia de esta situación, sino que también lo obliga a mejorar diversas condiciones estructurales previas a la existencia de un estado de conflicto.
Este escenario consolida la noción de que la construcción efectiva y verdadera de la paz no se limita únicamente al proceso de entregas de armas y cese bilateral de fuego. Principalmente, debe centrarse en reparar las condiciones que, previas al conflicto, ya generaban situaciones de desigualdad y discriminación en la sociedad. Estas condiciones incluyen, por ejemplo, el racismo, la violencia hacia la mujer, la desigualdad en la tenencia de la tierra, los limitados espacios de participación política, entre otros.
La labor que llevan a cabo las mujeres que tuve la oportunidad de conocer en sus respectivas comunidades, en términos de construcción de paz y contribución a la reconstrucción de una vida digna, me resulta tanto poderosa como admirable.
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