Memoria para votar – Eu Aid Volunteers

Por Patricia Martín Ramil

Hoy, 01 de junio, hace exactamente dos meses que empezó mi aventura en Colombia. Han sido dos meses de adaptación, tanto al contexto laboral como al social, y no es para menos cuando vives en un Departamento como el Cauca, caracterizado por la presencia de diferentes grupos armados, disputa por el control del territorio, movimiento de armas y droga, minerías ilegales, asesinatos a líderes/as defensores/as de DD.HH. y altos niveles de pobreza de una población en su gran mayoría mestiza, indígena y afrodescendiente.

Santander de Quilichao es un pueblo pequeño, ruidoso y la mayoría del tiempo caótico, pero al mismo tiempo tiene algo mágico que engancha, seguramente motivado por la hospitalidad, la lucha y la resiliencia de los/as quilichagüeños/as.

Desde mi llegada a Santander de Quilichao, las dos palabras que más he escuchado han sido “parche” (reunión con amigos/as) y “cambio”, esta última no ha dejado de resonar en mi cabeza.

A un año del Estallido Social, el cual se originó debido al hartazgo de miles de personas ante la grave situación económica y social que atravesaba el país y que tuvo como detonante el proyecto de reforma tributaria impulsada por el Gobierno de Iván Duque, se desató una ola masiva de protestas que se expandieron a lo largo de todo el país, caracterizadas por el uso y abuso de la Fuerza Pública (Fuerzas Militares y Policía) hacia la población civil, violaciones de los DD.HH., enfrentamientos, asesinatos y decenas de desaparecidos. Tras esto todas las miradas y esperanzas estaban puestas en las Elecciones Electorales del 29 de mayo y he de confesar que, aunque tenía cierto temor por cómo podría desencadenarse la situación, al mismo tiempo ilusión por vivir ese proceso histórico y ver la dimensión del cambio que podría generar.

Independientemente de la cautela ante tal esperado evento, creo que no había visto tanto activismo, movilización, colectividad y lucha en una causa por parte de los/as quilichagüeños/as, a pesar de la represión, dificultades y amenazas que algunos/as sufren en su día a día.

Sin duda he visto más movilización social en las últimas semanas en este pequeño pueblo del Norte del Cauca, ruidoso y caótico, de lo que había visto en España en mis treinta y un años. Seguramente sea, porque cuando las heridas están lejos de sanar y para que hechos como los ocurridos durante el Estallido Social no se repitan, «votar con memoria» cobra especial relevancia. Pensar, reflexionar, recapacitar y debatir en torno a posturas y decisiones, y no permanecer aislados o indiferentes ante un Estado que se niega a generar bienestar, seguridad y progreso a toda una población se vuelve orden del día.

Habrá que esperar al 19 de junio para ver si el cambio es real y aunque no sea lo esperado, los/as quilichagüeños/as seguirán luchando y danzando.

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