Mi experiencia de voluntariado en el Centro de Promoción de la Mujer Gregoria Apaza

Por Amaya Haddock

 

Mi experiencia de voluntariado en el Centro de Promoción de la Mujer Gregoria Apaza en Bolivia ha sido transformadora en muchos sentidos. Antes de esta experiencia, mi comprensión del feminismo estaba enmarcada principalmente por perspectivas occidentales, centradas en las luchas y los avances que, si bien importantes, no reflejan la totalidad de las vivencias y necesidades de las mujeres en diferentes partes del mundo. Bolivia me ha mostrado una faceta del feminismo que es profundamente rica, diversa y arraigada en contextos culturales y sociales distintos a los que conocía. 

Al llegar a Bolivia, rápidamente me di cuenta de que el feminismo aquí no es un concepto monolítico. En el Centro de Promoción de la Mujer Gregoria Apaza, conocí a mujeres de diversos orígenes indígenas y mestizos, cada una con historias y luchas únicas. Estas mujeres no solo enfrentan desafíos de género, sino también de identidad cultural, racismo y discriminación socioeconómica. 

Una de las lecciones más valiosas que aprendí a través de este voluntariado, fue la importancia del feminismo comunitario y ancestral en Bolivia. Este enfoque no solo lucha por la igualdad de género, sino que también reivindica los saberes ancestrales y la autonomía de los pueblos indígenas. Las mujeres en el Centro me enseñaron que su lucha no puede separarse de la lucha por la tierra, los recursos naturales y la preservación de su cultura. Aquí, el feminismo se vive y se respira en comunidad, en resistencia y en conexión profunda con la tierra y la historia. 

Estoy muy contenta de realizar mi voluntariado en una institución feminista y en un país como Bolivia el cual me hizo cuestionar muchas de las ideas preconcebidas que tenía sobre el feminismo. Comprendí que muchas de las teorías y prácticas feministas occidentales no siempre son aplicables o relevantes en otros contextos. El feminismo boliviano me ha abierto los ojos a la necesidad de descolonizar nuestras perspectivas, reconociendo y valorando los múltiples feminismos que existen en el mundo.

He aprendido que la lucha por los derechos de las mujeres debe ser inclusiva y respetuosa de las diferencias culturales y contextuales. He visto de primera mano cómo las mujeres bolivianas están creando espacios de resistencia y empoderamiento que son únicos y profundamente relevantes para sus vidas. Este encuentro me ha hecho reflexionar sobre la importancia de escuchar y aprender de los feminismos no occidentales, reconociendo que cada contexto tiene sus propias dinámicas y desafíos. 

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