Que del miedo y el dolor broten resistencias – Eu Aid Volunteers

Por Carmen Durán

Trabajar en ASOM es acercarse al día a día de las mujeres afrocolombianas, rurales, del Norte del Cauca. Es acercarse a su ancestralidad, costumbres, cantos, comidas, festividades. Pero también a las violencias que las atraviesan; racismo, violencias basadas en género y violencias derivadas del control territorial. Estas, lejos de
desmovilizarlas y aislarlas, han hecho que tomen conciencia sobre la importancia de su rol como defensoras de derechos, dándoles la fuerza necesaria para organizarse en movimientos de mujeres como ASOM.

El Cauca sufre, tiene miedo, muere. Y lo hace cada día un poco más desde que se firmaron los Acuerdos de Paz en 2016. La violencia e impunidad en la región tiene su manifestación más extrema en el asesinato a lideresas y defensoras de Derechos Humanos. Ser mujer, racializada y defender tu comunidad de actores armados y extractivistas, tiene riesgos. Según la Organización Internacional Front Line Defenders, Colombia es el país del mundo más mortífero para Defensores y Defensoras de Derechos Humanos. En 2021, fueron asesinados un total de 138 personas, seguido de México, con un total de 42 personas. De los homicidios ocurridos en el país latinoamericano, un 19% fueron a mujeres. Y, según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz de Colombia, el departamento del Cauca sigue siendo el más peligroso para líderes/as sociales y Defensores/as de Derechos Humanos, con un total de 31 homicidios en 2021.

La violencia de género que enfrentan lideresas permea cada una de sus realidades, desde la cotidianidad hasta lo político, y tiene su origen tanto en actores armados como en las propias organizaciones, comunidades y familias. Rechazo, invisibilización, minimización de liderazgos, violencia física y sexual y feminicidios son alguno de los riesgos que enfrentan quienes quieren ser lideresas. Aquellos que lo comenten buscan silenciar, doblegar, neutralizar. Sin embargo, lejos de conseguirlo, en el Cauca brotan resistencias, movilizaciones y cuidados entre mujeres como forma de rechazo a las violencias y reafirmación del ejercicio de defensa y liderazgo. El Cauca sufre, tiene miedo, muere, pero también se reafirma, se une y resiste.

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