UNA BICI EN BOGOTÁ

David Fernández Soriano

 

En este post no voy a descubrir los beneficios, de sobra conocidos, que implica el uso de la bicicleta. Por supuesto, mencionaré algunos de ellos, pero no son el objetivo de mi artículo, sino que aunque parezca un tema un tanto insulso y quizás sin demasiado contenido, la finalidad de este texto es resaltar lo importante que es para mí estar acompañado de una bicicleta en esta experiencia y para que sirva de recomendación a futuros voluntari@s y compañer@s.

 

Al poco de llegar a Bogotá, en seguida me di cuenta que me encontraba en una ciudad totalmente ciclable donde el uso de la bicicleta estaba muy extendido entre sus habitantes. Situación que no esperaba, ya que en mi imaginación había asumido que el hecho de encontrarse enclavada en una cordillera a más de 2.500 metros de altitud, supondría que encontraría un lugar lleno de pendientes que no ayudarían. Sin embargo, al llegar constaté que se enclavaba en una extensa planicie secundada por imponentes montañas y que la ciudad estaba conectada por una innumerable red de ciclo vías que son recorridas por miles de ciudadanos a diario con sus bicicletas. Es cierto que la pandemia y las restricciones a la movilidad existentes, han favorecido el uso de la bicicleta en todo el mundo, pero creo que en Bogotá montar en bicicleta supera lo cotidiano y prácticamente todo el mundo hace uso de ella en función de sus posibilidades y necesidades. También, soy consciente que el uso diario de la bicicleta es algo cultural en ciertas regiones como en el sudeste asiático o en Europa central, además que el desarrollo económico de ciertos países, junto con el incremento de la cultura saludable y de protección del medio ambiente, han hecho que la afición y la costumbre de la bicicleta sean algo común o cada vez más común en muchos otros sitios. Sin embargo, en el caso de Latinoamérica, debido a diversas razones como la falta de cultura por las «dos ruedas» o la falta de infraestructura vial e inseguridad de sus usuari@s, hacen que pese a contar con condiciones idóneas en muchos lugares, el uso de la bicicleta desafortunadamente no sea algo tan común. Por todo ello, en seguida me empecé a interesar del porqué de este fenómeno tan extendido en Bogotá. 

 

Como buen aficionado a las dos ruedas, sé que el circuito internacional de ciclismo profesional siempre ha contado con reconocidas figuras nacidas en este país, hecho que no ocurre tanto en otros países de la región, así como que actualmente son varios los campeones más importantes que han nacido en Colombia. Algo de influencia mediática por tanto tendrá que tener en su población, de hecho, por mí parte y de una manera simplista, en seguida asumí que era el motivo determinante de porqué tanta bicicleta en la ciudad. Sin embargo, tras compartir mis inquietudes con gente que he ido conociendo, me di cuenta que efectivamente en estos últimos años se ha incrementado su uso exponencialmente, pero no es ni mucho menos sólo por el aura que desprenden sus iconos del ciclismo, sino que se dan unas condiciones únicas y particulares de porqué la sociedad bogotana y colombiana en general, ha integrado la bicicleta en sus vidas.

 

Dejando valoraciones y conclusiones aparte, las cuales no estoy seguro que interesen a mucha gente, quisiera comentar la libertad y seguridad que me ha proporcionado contar con una bicicleta en la ciudad. Libertad para moverme por sus cientos de rutas y vías, por dentro y por sus alrededores, así como seguridad gracias a la extensa red de ciclovías que generalmente es respetada, y a no depender del transporte público (algo importante en tiempos de pandemia).

 

Por último, quisiera contar cómo conseguí la mía por si sirve de recomendación a futuros voluntari@s. Sencillamente consulte cuál era el mejor sitio para comprarlas y me indicaron un lugar donde se concentran exclusivamente tiendas de bicicletas. Allí existen tiendas para todos los presupuestos, nuevas y usadas, por lo que valorando mi necesidad, me incliné por una usada que pedí me montaran con piezas viejas de otras y que dio lugar a una bicicleta muy práctica y económica 🙂 Pronto os daréis cuenta que existen tiendas de bicicletas y repuestos por toda la ciudad, por lo que para el que se anime, ¡las opciones son innumerables!

 

 

 

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