Verde y azul – Eu Aid Volunteers

Por Giulia Parodi

La Colombia es un mar de olores, colores y sonidos que llenan los ojos y los oídos. Es el viento cálido del Pacífico y el viento más fresco del Páramo el que te refresca y te acaricia la cara. Es el verde de la naturaleza que te envuelve por completo, los frailejones que acompañan tus paseos. Y el olor a arepas y empanadas a cualquier hora del día o de la noche. Colombia es una amplificación de todos los tipos de estímulos, y tus ojos parecen no querer dejar de recibirlos.

Llevo dos meses en Colombia y mi destino es Bogotá. Elegí la capital, entre otras razones, porque ya había estado aquí en un viaje en 2017 y me dio buenas vibraciones.

Es una ciudad difícil de vivir para un europeo como yo: siempre te desplazas en taxi o en Transmilenio, el tráfico es una norma constante tanto a primera hora de la mañana como por la noche cuando vuelves del trabajo, las distancias son interminables, porque la ciudad es enorme.

Parece imposible tener momentos de tranquilidad en la rutina. A pesar de todo, ya me siento como en casa. Hay momentos del día en los que siento que he vivido aquí toda mi vida. Creo que el momento en que me siento más en casa es cuando miro por la ventanilla del taxi las calles llenas de coches de la ciudad, no sé por qué, pero en ese momento me siento parte de la capital.

De otro lado, hay otra cara de Colombia, la de su historia de guerra desde hace tiempo. Resulta extraño pensar que una ciudad tan llena de ofertas culturales y artísticas, tan joven y multicultural, pueda estar en el centro de un Estado en guerra civil durante más de 50 años.

Es absurdo pensar que a unos pocos kilómetros de distancia se esté asesinando a líderes comunitarios, defensores de los derechos humanos y campesinos que defienden sus derechos, sus comunidades y sus tierras.

Colombia también es esto, un país en lucha silenciosa desde hace años, que lleva consigo el testimonio y la vida de muchas personas. Esta parte historia lleva consigo mucha violencia que continua a ser parte constante de las vidas de muchas personas aquí.

A pesar de todas las dificultades que podamos encontrar, creo que la posibilidad de vivir aquí en este momento histórico es una oportunidad de gran crecimiento personal para nosotros los voluntarios.

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