Viaje a la ciudad perdida de Santa Marta – Eu Aid Volunteers

Por Guilia Parodi

A pocos kilómetros de la Ciudad de Santa Marta la Ciudad Perdida está escondida en la selva y aún conserva gran parte de la cultura indígena de los Tayrona.

Los Tayrona eran una de las principales tribus que habitaba la Sierra Nevada de Santa Marta cuando llegaron al Nuevo Mundo las primeras carabelas españolas. Constituían una poderosa y compleja organización que había levantado grandes pueblos, así como caminos, muros y canalizaciones que transportaban agua hasta los cultivos. En el siglo XVII sus descendientes huyeron y se refugiaron en los páramos. Regresaron a la sierra unos cien años después y reconstruyeron sus aldeas. En la actualidad están agrupados en cuatro tribus: kogui, Wiwa, arhuaco y kankuamo. Las tres primeras están representadas por la Organización Gonawindúa Tayrona1. Unas de las cosas que encontré muy interesante durante del viaje que he hecho junto en compañía de los indígenas es el poporo, instrumento tradicional de la cultura indígena de los Tayrona. El poporo tiene esa característica de tener una función práctica y, al mismo tiempo, ser un espejo de la cosmovisión de los pueblos indígenas. Nos contaron que en sus culturas el poporo tenía la función de echar los pensamientos negativos. Es una herramienta que los hombres reciben a una edad avanzada de la adolescencia para asegurarse de su uso responsable. Es una prueba de madurez.

Inicialmente el poporo se usaba como un recipiente en el que los indígenas echaban cal extraída con un palito mojado con saliva y la mezclaban con la hoja de coca que masticaban continuamente. De esta manera se lograba extraer los alcaloides: unas substancias contenidas en la planta de coca que actúa sobre el sistema nervioso central y permite distintos efectos euforizantes y anti-depresores. En las altitudes la planta de coca tiene un efecto parecido al de la morfina (en cantidades menos concentradas, evidentemente.). La coca ayuda a mantener el esfuerzo físico durante mucho más tiempo, limitando el cansancio del organismo y favoreciendo su pronta recuperación. Pero más allá de su utilidad, el poporo tiene también un significado espiritual y conceptual del mundo. Representa la comunión entre el hombre y la mujer a través del calabozo (que simboliza la mujer) y del palo (el hombre). El poporo es un elemento importante de la identidad. Al recibirlo, los jóvenes demuestran que son dignos del grupo y que entran en el círculo de los hombres con experiencia.

Es así que los indígenas Juan y José nos han acompañado durante el viaje hacia a la Ciudad Perdida, masticando hojas de coca y puliendo sus poporos.

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