Un recorrido por La Paz, El Alto y los sabores bolivianos

Por Arnau Bertan Manye

Aterricé en El Alto sobre las ocho de la noche, hará ya casi dos meses. Estaba cansado del viaje, y justo al caminar por el aeropuerto noté la altura. El Alto está a 4,150 metros por encima del nivel del mar, y uno siempre aterriza ahí ya que es el único aeropuerto cercano a la ciudad de La Paz. La sensación que sentía se parecía como si estuviera flotando, y ahí entendí de lo que se trataba el “mal de altura,” como muchos dicen padecer una vez que llegan a esta altitud. La Paz está ubicada a una altura menor que la ciudad de El Alto, pero tampoco hay mucha diferencia entre una y la otra (La Paz se encuentra a 3,640 metros por encima del nivel del mar). 

También noté un cambio muy fuerte de temperatura, pues llevaba unas chanclas y estas no servían para el clima frío que había en la ciudad en el mes de agosto. Me sorprendió, porque para mi el mes de agosto siempre ha sido un mes de calor y humedad. Me he criado alrededor del mundo, pero mis padres nos han devuelto a nuestra ciudad natal para las vacaciones de verano. Pues julio y agosto para mí siempre han sido meses de calor, sol, y playa. Sonrío al saber que esto puede cambiar, que las cosas pueden ser diferentes. Me gusta mucho la sensación de cambio. 

Aventura en Altura: Descubriendo El Alto y La Paz

 

Me recogen en el aeropuerto y me llevan a mi futura casa en La Paz. Ahí me esperan mis compañeros de piso, y voluntariado,  Leo y Zaira. Ellos han preparado una pizza casera, y han encendido el calefactor para que mi habitación estuviera bien caliente para mi llegada. También sonrío ante ello: que bueno es tener cerca a personas que entiendan lo que significa “ser humano.” 

El día siguiente me llevan a la ciudad de El Alto. Ahí me tomo un coco bien fresco, ya que lo echaba de menos. No sólo puedes conseguir un coco en el mercado del domingo, sino también puedes comprar coches, bicicletas, todo tipo de herramientas para la casa, incluso carteles para uso comercial, ropa, y mil tipos de productos de alimentación. Y es que me estaban llevando al feriado de la ciudad de El Alto, un sitio inmenso lleno de colores y de gente gritando sus productos para que la gente compre; algo que sólo acontece los domingos. Claro está que hay más días donde hay mercados y ferias, tanto en La Paz como en El Alto, pero me quedé abrumado y sorprendido del movimiento que había ese día. Para mí, en mi Barcelona, los domingos son signo de descanso y reposo. Aquí vuelve a ser diferente, y sonrío ante ello. 

Explorando sabores bolivianos: una aventura gastronómica

 

Los días van pasando, y me voy acomodando a la ciudad. La altura parece que no me afecta, pero dejo que mi cuerpo se habitúe y en mi primera semana encuentro unas dos horas de reposo después del trabajo para dormir y descansar. En el comienzo de esta aventura, pedimos el almuerzo en un restaurante al lado de la oficina, así no tengo que pasar tanto tiempo en la cocina cocinando mi comida del día de mañana. Pruebo todo tipo de platos bolivianos, y me enamoro de un plato que llaman “fricasé.” El fricasé boliviano es un plato de carne de cerdo con ajo y ají amarillo, y se sirve con chuño o mote. El sabor me pareció exquisito, ya que a mí de por sí me gustan las cosas hervidas, y la sopa que lo acompañaba tenía un toque picante que me hizo enamorar aún más del plato.  

Soy bastante fanático de la comida, y siempre he sabido que, a través de la comida, puede conocerse un país.

He probado el silpancho de pollo, que es un plato típico del departamento de Cochabamba, y consiste en arroz, patata, carne de vaca apanada y frita junto con un huevo frito. Suena que el plato lleva bastante comida, pero se ve que en Cochabamba llenan mucho los platos, y que hay mucha abundancia de comida. Aún no he ido, pero ya sueño en probar esas abundancias y seguir probando platos típicos de esta zona de Bolivia. 

Las famosas salteñas, tampoco podemos no mencionarlas. La salteña es denominada como la empanada boliviana, y lleva tres ingredientes que la diferencia de las del resto del mundo: caldo, ají y patata. Se entiende que la salteña proviene de la región de Potosí. El dato que más me gusta sobre las salteñas, ya que contienen jugo adentro de ellas, es que, si consigues comer una sin derramar dicho jugo, es sinónimo de que besas bien. 

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